El otoño se aproxima y con esta nueva estación acercándose comienzan a aparecer los cambios bruscos de clima: en una misma semana podemos atravesar días veraniegos y días de bajas temperaturas sin problemas. Esto último hace que muchas veces nos encontremos más propensos a enfermedades típicas de la época como las gripes y los resfriados. Si bien los adultos contamos con recursos para sobreponernos fácilmente a estas dolencias estacionales, en el caso de los bebés esto puede resultar molesto y generar consecuencias más graves. Es por eso que lo mejor en estas épocas de transición estacional lo mejor es apostar por la prevención de resfriados en los bebés y en el artículo de hoy te contamos cuáles son las claves para lograrlo.
Previniendo resfriados en bebés
Como mencionamos al comenzar el artículo de hoy los cambios de estación suelen venir acompañados de una serie de bruscas modificaciones en las temperaturas de un día para otro, lo que definitivamente significa una amenaza para cualquier pequeño y su sistema cardiorespiratorio. Si bien la prevención de enfermedades es un tema complejo, los padres podemos ayudar a fortalecer el sistema inmunológico de nuestros bebés para tratar de reducir las posibilidades de una gripe o un resfrío como consecuencia de los cambios de clima.
La importancia de la leche materna
La leche materna y la lactancia en general son fundamentales para la prevención de cualquier enfermedad en bebés. Este alimento contiene anticuerpos que fortalecen el sistema inmunológico de los pequeños y que lo mantienen muy bien protegido de los gérmenes. Si bien la lactancia no asegura que los niños no vayan a enfermarse, definitivamente lo harán con menos frecuencia.
La higiene en los bebés
Al igual que en el caso de los adultos, mantener bien limpio al bebé es fundamental para que las enfermedades de índole virales o bacteriológicas no se introduzcan en su organismo. Asegurarnos de que tiene bien limpias las manos y que además no tiene contacto directo con personas que estén enfermas de algo contagioso es fundamental.
Hidratación como clave
En el caso de los bebés lactantes esto no debe preocuparnos ya que cubren sus necesidades de liquido a través de la leche materna o de la formula. Pero cuando comienzan a comer sólidos aproximadamente a los 6 meses debemos asegurarnos de administrarles la cantidad de agua suficiente para que estén bien hidratados. La deshidratación es una enorme puerta abierta a cualquier enfermedad viral.
La temperatura corporal del bebé
Si vamos a salir con el pequeño debemos asegurarnos de vestirlo acorde a la temperatura exterior. Muchos padres cometen el error de ponerle demasiado abrigo al niño lo que resulta contraproducente. La manera ideal para saber qué ropa ponerle al bebé es compararlo con nuestra propia temperatura y con la ropa que nosotros vamos a ponernos. Si sentimos frío y necesitamos abrigo, el bebé también necesitará lo mismo.